sábado, 1 de septiembre de 2007

Elogio a Balbo

LA PIEDRA

En 1930 Juan Saco, profesor del Instituto de Bachillerato de Cáceres (hoy Instituto de Enseñanza Secundaria "El Brocense"), se entera, por los propios albañiles, de que se ha encontado "una piedra con letras" en las obras que se estaban haciendo junto a la muralla de Cáceres para construir el mercado de abastos en la parte situada entre ella y el edificio del Ayuntamiento; apareció en la muralla al derribar un lienzo entre las torres del Horno y de la Hierba. Inmediatamente informa del descubrimiento a Antonio Floriano Cumbreño y entre ambos gestionan la extracción; la pieza se guarda en el Ayuntamiento

En 1931 Floriano publica un artículo, sin ilustración, sobre la piedra, que contiene una inscripción latina. La inscripción, honorífica, presenta unas letras muy gastadas de entre 4,5 y 5 cm. de altura, la cual es igual a la separación entre líneas. Es un elogio a Lucio Cornelio Balbo, dedicado por los miembros de la colonia, no por ésta como ente colectivo. Este elogio combina con el fragmento aparecido el 1794 en la puerta de Mérida y que hoy no se conserva; se refiere a la "Colonia Norbensis Caesarina" y sirvió a Hübner para, con otros datos, reducir la colonia a Cáceres.

En 1959 García y Bellido escribe sobre las posibles razones del patronato en "Anuario de Historia del Derecho Español" y en 1960 publica una reseña de la inscripción que nos ocupa con la primera reproducción gráfica, un calco imaginado a partir de fotos enviadas por Floriano y Callejo.

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En 1966, el mismo autor publica un informe que sirve de base a unos pronunciamientos de la Real Academia de la Historia. En él establece que Norbano y Balbo eran consuegros y señala lugares lusitanos donde se asentaron miembros de la familia norbana; asimismo cita lugares béticos donde han aparecido inscripciones referidas a la familia balba.


En 1966, la Academia de la Historia, respondiendo a una consulta del Ayuntamiento de Cáceres, hace tres pronunciamientos. El primero identifica Cáceres con la "Colonia Norbensis Caesarina", con base principalmente en dos inscripciones, siendo una de ellas la de Balbo. El segundo ve posible que la colonia fuera fundada en el año 35 a.C., llevándose a la realidad un proyecto de César, y que su fundador pudo ser Cayo Norbano Flaco, cónsul el año 38 y procónsul de Hispania del 36 al 34 aC. Por último, el tercero afirma que Cornelia, madre de los Norbanos, era hija de Balbo el Menor, el cual quedaría así ligado a los habitantes de la colonia.

Floriano Cumbreño calificó de desafortunada la celebración del bimilenario de la fundación de la ciudad en 1966, pues consideraba que se adelantaba varios lustros por motivos interesados de los políticos de entonces, tomando como referencia el 34 aC. (34+1966=2000). Para él, la fundó no Cayo Norbano sino el gaditano Balbo, el 25 aC. con los veteranos de varios campamentos militares próximos (basándose en la inscripción por él extraída y donde se dice "imperator").

En 1973, Pedro Lumbreras manifiesta su opinión de que Cáceres no es Norba Cesarina sino Castra Cecilia y que Cáceres el Viejo no es ni Castra Cecilia, ni Castra Servilia ni Norba, ya que ambos núcleos eran dos de los al menos tres campamentos de Cecilio Metelo (un tercero sería el de Peña Redonda). Aporto esta referencia historiográfica aunque en este poblamiento no quiero tocar el tema del origen y fecha de la fundación de la actual Cáceres, sólo centrarme en el elogio a Balbo; además, creo recordar que ese tema ya se ha abordado en Celtiberia.net más de una vez, por jugimo y sedan, entre otros.

En 1973, Navascués ratifica el dictamen de García y Bellido de 1966 que sirvió de base al de la Academia y con ello se opone a Lumbreras.

En la década de los setenta se derribó el mercado de abastos, se restauró el solar entre las dos torres, con la incorporación del antiguo abrevadero de San Francisco pegado a la muralla, y se le bautizó como Foro de los Balbos, con el añadido de una copia del Genio de la Colonia, cuyo original, encontrado junto al río Salor (que pasa, lo más cerca, a 10 kilómetros), había estado hasta entonces en los soportales del ayuntamiento (y antes en la Torre de Bujaco).

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Hasta aquí el relato de los hechos.

Ahora podemos matizar el segundo pronunciamiento de la Real Academia, apuntando que la fundación pudo realizarse sobre una ocupación anterior (campamento para García y Bellido), que incluso podría ser exclusivamente romana. Las excavaciones en el Palacio de Mayoralgo muestran que había ocupación desde al menos el 80 a.C.

El tercer pronunciamiento ha recibido matizaciones más autorizadas que la nuestra. Groag y Stein someten la filiación de Cornelia a un "quizás", además de ver poco clara la vinculación de los Cornelios Balbos Gaditanos con los Cornelios Balbos Veronenses. Por su parte, Galsterer opina que los norbanos (o norbanenses) pudieron recibir la ciudadanía, con ocasión de la fundación de la colonia, de un magistrado llamado Norbano, del que tomarían el nombre, lo que lleva a pensar en Cayo Norbano Flaco.

Sobre que Floriano Cumbreño calificó de desafortunada la celebración del bimilenario en 1966 diré que personalmente no comprendo su postura. Parece como si hubiera sido marginado en la celebración y reaccionara con una infantil pataleta pero no lo creo; además, la inscripción de Balbo no parece que sea, sin más, un "acta fundacional de la colonia" sino más bien, al contrario, un documento producido por una colonia ya existente, pues, como dice Mangas, los fundadores de una colonia, así como sus descendientes, eran considerados patronos vitalicios de la misma pero no se precisaba ser fundador para ser patrono de una colonia o de un municipio.

Pero, ¿de qué personaje habla la inscripción? ¿A qué Lucio Cornelio Balbo re refiere?

¿QUIÉNES ERAN LOS BALBOS?

Sabemos que Lucio Cornelio Balbo el Mayor, hijo de Lucio, nació en Gades (hoy Cádiz), en el año 97 antes de Cristo, miembro de una poderosa familia enriquecida por el comercio practicado a lo largo de mucho tiempo.

Durante la guerra sertoriana (80-71 a.C.), Gades y con ella Balbo, se pusieron al lado de Metelo y Pompeyo. Cuando éste se hace cargo del ejército republicano en el año 76 Balbo obtiene de él la ciudadanía romana. Tal concesión fue impugnada y luego defendida victoriosamente por el abogado Cicerón, que la recogió en "Pro Balbo", tras lo que se hace extensible a toda su familia gracias a la Lex Gellia Cornelia, (72 a.C.), tomando Balbo el gentilicio romano de Cornelio y siendo admitido entonces en la Orden Ecuestre. Este último detalle resultaba muy importante porque era imprescindible para administrar minas, que eran esde hacía tiempo elementos fundamentales en el patrimonio de la familia.

Durante la guerra tuvo oportunidad de recorrer la Lusitania y ya entonces debió establecer algunas relaciones personales o mercantiles allí.

Su encuentro con Cayo Julio César, que vino a la Bética como cuestor en el 69 a.C., sería crucial para su futuro ya que se convierte en consejero y amigo del futuro dictador. Es de la mano de Balbo como César va al templo gaditano de Hércules-Melkart a rezar ante la divinidad fenicia "y al contemplar una estatua de Alejandro Magno se echó a llorar, como avergonzado de su inactividad pues no había hecho todavía nada digno de memoria en una edad en la que ya Alejandro había conquistado el orbe de la tierra" (como dice Suetonio).

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Esta visita es lo que ha llevado a algunos a pensar en una especial vinculación de la familia con el templo aparte de suponerle origen fenicio (ratificable con las consonantes B-l de su apellido y de Ba'al, aunque no se ha podido probar la conexión feniciolatina en esta cuestión lingüística); otros creen que su familia procedía de cartagineses enriquecidos que, antes de Zama, había huído con sus riquezas a Cádiz.

La amistad se ve confirmada con el regreso de César a la Bética, ahora como propretor de la Hispania Ulterior en el año 61, proporcionando Gades un gran apoyo a la flota romana en su campaña de Lusitania, donde Balbo ya era oficial de la plana mayor de César. En esa campaña es posiblemente cuando Balbo reafirma una vieja relación, que iba a ser duradera, con la futura colonia luego llamada Cáceres; no sólo la colonia sino sus alrededores como, por ejemplo, Aliseda, donde había minas que pudieron ser propiedad de Balbo y donde debió mantenerse desde siglos atrás hasta entonces alguna ligazón con los mercaderes orientalizados, de los que Cádiz era el núcleo.

De su carácter, o poder, habla la noticia que a Cicerón da Asinio Polión de que mandó quemar vivo a Fadio, soldado de Pompeyo, porque, tras pedírselo, no quiso entrar a pelear en el anfiteatro con los gladiadores, habiendo bajado poco antes dos veces de su voluntad.

Balbo fue elegido patrono de Gades y en Roma heredó por testamento el patrimonio de Teófanes de Mitilene, lo que nos prueba su prestigio allí. Luego siguió a César por Suiza y Francia como su ministro de Hacienda.

Tras Munda (45 aC.) Balbo, que había pagado los preparativos de la batalla, consigue que César otorgue la ciudadanía romana a todos los gaditanos, y aparece en la historia su sobrino Balbo el Menor, también llamado Lucio Cornelio, que se distinguirá en el ejército romano. De vuelta a Roma y tras el asesinato de César en marzo del 44, Balbo organizó un partido cesariano en apoyo de Octavio frente a Marco Antonio; cuando ambos llegan a un acuerdo en el año 40, Balbo fue honrado con el consulado, siendo el primer no itálico en conseguirlo. Poco después se retira de la política activa para seguir apoyando a su sobrino.

En Capua se encontró también un elogio similar al de Cáceres, dedicado a Lucio Cornelio Balbo el Mayor, hijo de Lucio, inscrito posiblemente el año 58 aC (CIL X 3854).

No se conoce la fecha de su muerte.

Lucio Cornelio Balbo el Menor, hijo de Publio, (nacido en el 80 a.C.), se distinguió en las campañas cesarianas de Egipto, Oriente, Africa e Hispania, fue cuestor de la Hispania Ulterior en el año 44 a.C., y luego quattorviro y propretor. Tras ingresar en el Senado es nombrado procónsul de Africa, donde obtendría una gran victoria sobre la tribu sahariana de los garamantes, llevando en triunfo un gran botín a Roma, siendo el primer general extranjero en hacerlo.

¿Que qué pinta tenían los garamantes? Veamos a uno que posó para la posteridad.

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El triunfo dicho fue el año 734 de la fundación de Roma (19 aC.), a 27 de mayo, como parece por los Fastos de Fray Onofre:

L. CORNELIVS P. F. BALBVS
PROCOS. A. DCCXXXIV
EX. AFRICA VI KAL. APRIL

Construyó varios edificios públicos y teatros en Roma y en Gades, donde ensanchó la ciudad y su puerto. En Roma aún se coserva la cripta de los Balbos.

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Escribió "Exegeticon", tratado religioso, e "Iter", tragedia. No conocemos tampoco la fecha de su muerte.

Los Balbos se preciaron mucho de su patria, hasta el punto de que el emperador Claudio en una oración que hizo en el Senado dijo "Num penites Balbos ex Hispaniam?", que se ha traducido como "¿Acaso les pesa a los Balbos ser españoles?"

Se acepta que Balbo el Menor era patrono de la colonia y recibió el elogio de los colonos con motivo de su triunfo en Roma, por lo que la inscripción que comentamos debe ser del año 19, o quizás del 18, y pudo acompañar a una estatua erigida en el foro o en otro lugar público intramuros de la ciudad. Para García y Bellido, la sola inscripción no permite averiguar la fecha de fundación de la colonia ni si ésta fue luego Cáceres, pero sí pueden aportar algo el lugar y circunstancias de su hallazgo. No cabe pensar que la piedra se labró en otra población y luego se acarreó a Cáceres, sino que, como ocurrió con otras piedras con inscripción, se aportó desde el foro a la muralla en alguna obra de reforzamiento, anterior a la época islámica.

Hay otro Balbo, Marco Atio Balbo, que casó con Julia, hermana de Julio César, y era padre de Atia, la madre de Augusto. "Marco Atio Balbo, uno de los más honestos, fue pretor", Cicerón dixit. Dejo aquí planteada la cuestión de qué relación tuvo este Balbo con los gaditanos.

Tenemos a Lucio Norbano Balbo, nieto tanto de Cayo Norbano Flaco como de Lucio Cornelio Balbo, los dos candidatos a ser considerado como fundador de la Colonia Norbense. Fue cónsul en el año 19.

Otro miembro de la familia fue Cornelio Norbano Bebio Balbo, que destacó en el ejército imperial y, según Moreno Alonso, fue flaminado (sacerdote que cuidaba de encender el fuego en el templo) provincial. Este sacerdocio, normalmente dedicado al culto del emperador, frecuentemente era la culminación de la carrera política en provincias, sirviendo para acceder a los cargos ecuestres que dependían del emperador y pasar de la administración provincial a la central.

Hasta aquí los conocidos, pero si paseamos con atención por el Museo de Arte Romano de Mérida veremos que hay otro Balbo, cuya lápida funeraria se conserva en aquél, sin mayor información biográfica, pero podemos suponer que se trata de un personaje descendiente de "El Menor" y que quedó afincado por tierras extremeñas, si es que no nació en ellas (en las que morir sí parece que murió). Se trata de Marco Julio Balbo, hijo de Maxilo. Veamos la inscripción:

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Pido disculpas por la penosa imagen que conseguí este verano, pero soy capaz de cosas peores; en la próxima visita la foto me saldrá mejor. Lo que importa ahora es que esta inscripción no figura en la lista que sobre el cognomen Balbus García y Bellido publicó en su informe; no sé decir si es porque la desconocía o porque ha sido descubierta posteriormente.

¿QUÉ ERA EL PATRONATO O PATROCINIO?

Como mecanismo colonizador, Roma adjudicaba cada cinco años a sociedades de publicanos el cobro de impuestos y la explotación de cualquier monopolio estatal o de obras públicas en provincias. La sociedad de publicanos pagaba la cantidad comprometida y enviaba a sus representantes a la provincia para llevar a cabo su gestión, con la protección del gobernador.

El gobernador y los publicanos no era raro que explotaran a los indígenas más de lo permitido, por lo que a veces éstos protestaron, hasta que una vez el Senado aconsejó a los hispanos que eligieran a patronos provinciales de su confianza para controlar los excesos.

César y Pompeyo fortalecieron su poder con los patronato convenidos con las comunidades hispanas. César inició la modalidad de patronato sobre ciudades particulares, que implicaba compromisos económicos para los patronos, y un ejemplo de ella es el de Balbo el Mayor, elegido patrono de Gades como muestra la inscripción CIL X 3854.

Es fácil suponer que algunos patronos acabarían invadiendo el terreno de las sociedades, asumiendo la gestión de algunas actividades económicas. Podemos pensar que Balbo en Cáceres y en Lusitania lo mismo explotaba minas que reparaba calzadas.

Al avanzar el imperio los patronatos van cayendo en los mismos abusos en que habían caído los publicanos y contra los que fueron creados.

¿QUÉ DICE LA PIEDRA?

Este verano hemos dedicido ver personalmente el documento. Llegados a Cáceres y pedidos los correspondientes permisos, el día y la hora convenidos nos adentramos en el despacho oficial de la primera autoridad cacereña y pudimos obtener unas imágenes que aquí ofrecemos.

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La piedra está solemnemente ubicada, con todos los honores que pueden corresponderle a un documento de tal categoría. Ojalá todas las inscripciones estuviesen custodiadas con tal mimo. Enmarcada en una broncínea corona de laurel, está embutida profundamente en la pared, dejando al descubierto sólo la cara inscrita. Por debajo, está acompañada de una placa, en bronce también, que expresa la lectura, la interpretación, la traducción y la explicación, todo ello debido a la pluma de don Antonio Floriano Cumbreño.

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Dice Navascués que según Floriano por el margen izquierdo falta la sigla del prenombre del personaje; sigue diciendo que por el margen derecho le parece adivinar rastros de una P, que en el renglón 2 es probable que falte la abreviatura COL y que en el renglón 3 falta quizás el final RINI (aunque parece ver algún vestigio inicial de R). El trazado de las letras y su regularidad, más la de los espacios interlineales, junto a la concisión textual, parecen llevar a época de Augusto.

Si embargo, la placa de bronce redactada por Floriano dice lo siguiente:

L - CORNELIO
BALBO - IMP
C - NORB - CAESAR
PATRONO

L(UCIO) CORNELIO BALBO IMP(ERATOR) C(OLONIA) NORB(ENSIS) CAESAR(INA) PATRONO

La Colonia Norbense Cesarina a su patrono General Lucio Cornelio Balbo

Inscripción romana puesta en honor del cónsul Lucio Cornelio Balbo al fundarse la Colonia Norbense Cesarina (32 - 20 A de JC)

Fin de cita.

Conforme la miramos vemos que efectivamente la piedra está muy desgastada. Al comienzo de la primera línea se adivina más que se ve una L, pero se puede dar por cierta. Al comienzo de la tercera línea se ve una C muy gastada pero se ve con no mucha dificultad. La letra que me ha ofrecido mayor dificultad es la última de la segunda línea, que veo como una P unida a la M previa.

Voy a sobrescribir los trazos, a mi manera, en rojo para percibirlos mejor. Las líneas de puntos, que representan trazos circulares de letras, se deben tan sólo a mi torpe manejo del paint y no tienen el significado epigráfico que normalmente se le asigna.

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APORTES PARA LA POLÉMICA

1. Navascués habla de una P al final del primer renglón. Es letra sería fundamental para establecer la filiación y querría significar P(ublii) [filius], con lo que se trataría de Balbo el Menor. Sin embargo, observándola con detenimiento, en la inscripción no se ve ninguna P al final de la primera línea. Sólo queda entonces la expresión IMP como argumento a favor del Menor.

2. García y Bellido se pregunta: "¿cuál de los dos Balbi gaditanos fue el aquí mencionado?" y se responde: "Ambos, tío y sobrino, llevaron este mismo nombre. Pero sólo parece probable fuera del sobrino, Balbus minor, que hubo de recibir el Imperium por sus brillantes campañas en África contra los garamantes. En tal caso la lápida del patronato de Balbus sería posterior al año -19".

Vemos que don Antonio data la inscripción apoyado sólo en la suposición de que el patrono era el Menor, y esta suposición la apoya, sólo (a su vez), en pensar que recibió un imperium. Sin embargo, cabe plantearse que también el Mayor pudo haber recibido igual tratamiento, algo de lo que no hay datos ni para apoyarlo ni para rechazarlo, aunque ocasiones no le faltarían (guerras en Lusitania, guerra civil, guerra en la Galia...). A ese planteamiento se puede objetar que la inscripción parece (sólo parece) que se hizo con motivo del triunfo del 19 aC.; diremos entonces dos cosas: a) que eso no es lo dijo don Antonio y b) que si miramos bien la piedra veremos que la expresión "patrono" está al final (en la cuarta línea) y la expresión "imperator" está mucho antes (segunda línea). Sabemos que en las inscripciones honoríficas (como el elogio que nos ocupa) el motivo de la dedicación iba escrito al final. Además, delante de la expresión "patrono" hay un espacio en blanco que rompe el ritmo visual de la inscripción; parece que pide ser rellenado con alguna palabra y cabe que el desgaste haya hecho de las suyas; podría completar la explicación del motivo de patronazgo por el que se otorga el elogio. Por tanto, creo que la inscripción no está dedicada a Balbo, que es patrono, porque haya sido recientemente investido de imperio; creo, más bien, que la inscripción está dedicada a Balbo, que tiene el título de imperator, porque es patrono que se merece un reconocimiento (en su buen hacer como patrono). Así, la concesión del imperio no es determinante de la inscripción ni ayuda a fecharla, con lo que la data o puede ser más tardía de lo que se ha dicho, o más temprana, remontándola incluso al Mayor. De hecho, si la incripción fuera anterior al 19 aC. el personaje citado sería el Mayor (si alguna vez recibió el imperio), y no el Menor, el cual de cierto no habría recibido aún el imperio.

Y ello, ¿qué relevancia tiene? Pues la de que tratándose de uno u otro Balbo la fecha de fundación de la Colonia Norbense fluctuaría un buen número de años, ya que el Mayor habría dejado de ejercer el patronato por estas tierras bastante años atrás.

¿Es sólo una elucubracion mía? No. Rodríguez Neila, hablando del duuvirato de Iuba en Gades, sostiene que el primer Balbo es el patrono de Norba y que fue igualmente patrono de Capua, aunque puede ser que lo escribiera un tanto de pasada, porque más adelante dice que el mismo Balbo (el Mayor) "mantuvo luego vivo su prestigio con hechos como su triunfo en el año 19 aC."; o sea, venció y triunfó cuando estaba en camino hacia los noventa años. Senectud, divino tesoro... De todas formas, queda planteada la cuestión de quién es el patrono.

3. Floriano cuenta de una puerta en la muralla, cuyas dovelas de piedra estaban caídas y usadas de relleno para equilibrar el desnivel del terreno; en esa puerta estaba situada la piedra que comentamos.

Después de que hicimos las fotos a la piedra alcaldesa nos encaminamos a la Torre del Horno y enseguida nos damos cuenta de un detalle.

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Los almohades construían puertas muy estrechas. Éstas daban acceso a un pasillo igualmente estrecho trazado en ángulo recto, que terminaba en otra puerta estrecha, que a su vez daba a otro pasillo semejante teminado en otra puerta, ahora sí más amplia. Es lo que se llama entrada en recodo o en doble recodo, perfectamente vigilada por arqueros desde lo alto de las murallas de ese pequeño laberinto que hacía inexpugnable la entrada de la ciudad. Solían construir muy pocas entradas un recinto amurallado, para no aumentar la vulnerabilidad.

En la Torre del Horno hay un vano cegado típicamente almohade, elaborado a base de piedra, ladrillo y tapial pero perfectamente conservado. Es tal la apariencia que no cabe duda de que era la puerta de la muralla, con la advertencia de que está no en la línea de muralla sino en el lienzo saliente que va a la torre, junto al que estaba el horno que le dio nombre. Opino que ésta era, en época almohade, la única puerta existente entre la de Mérida y la de Coria y que la de Santa Ana es posterior. Hay que reconocer que en la década de los treinta los conocimientos sobre arquitectura defensiva almohade que se tenían no corresponden con los de hoy, especialmente tras los estudios de Mora-Figueroa, y el vano cegado pudo no ser tomado en la consideración debida.

Ello nos lleva a que la puerta de que habla Floriano pudo existir desde época romana o no, pero es indudable que los almohades (dada su obsesión por obstaculizar los accesos) no la mantuvieron, con lo que se abre la posibilidad de que la piedra se manipulara en época muy posterior a la romana; es decir, o la aportaron allí (con otras muchas piedras) los almohades cuando levantaron la muralla cegando la puerta romana si existía o se aportó allí a finales del XV, que es cuando se restaura la muralla y cuando posiblemente la puerta almohade, estrecha, es suplantada por otra nueva, ancha, el gran arco cuyas dovelas se hallaron también (difícil es saber si éstas, en 1930, denunciaban factura romana o medieval).

El argumento que se utilizó para considerar que la piedra habría venido a la muralla desde un lugar próximo es que debió reutilizarse en una reparación urgente de algún trozo de la muralla en época incluso romana; esa urgencia lleva a pensar que la piedra no se habría traído desde muy lejos, posiblemente el foro, en donde pudo acompañar a una estatua de Balbo.

Este argumento me provoca inmediatamente un escepticismo al considerar que los romanos no eran precisamente unos chapuceros que, tras construir nada menos que una muralla de una colonia importante, necesitaran hacer reparaciones con cualquier tipo de material al poco tiempo. Por contra, es coherente con la idea de que en época altoimperial cualquier referencia a patronos pudiera provocar repulsa, de manera que cualquier piedra con referencia a ellos fuera desbancada y dedicada a material de construcción, si no directamente destruida.

A lo anterior hay que añadir que hoy se considera que la muralla romana de Cáceres pudo haberse levantado en el siglo III dC. (Bueno Flores), lo que desbarata la idea de una reparación urgente en una muralla de época cesariana o augústea.

Por otro lado, si se acepta que la piedra pudo ser colocada en la muralla en época almohade o en el siglo XV, decae el argumento de que se trataba de una reparación urgente que impedía traer material apropiado desde lejos. Es decir, al igual que se trajo la estatua del Genio desde una determinada distancia hasta la Torre de Bujaco, la piedra pudo haberse traído, quién sabe, desde Cáceres el Viejo, desde Brozas, Alcántara... (Hübner me perdone) y entonces a cualquiera de esos sitios podría reducirse la colonia de los norbenses a que se refiere el documento epigráfico.

De otra parte, qué curioso, entre ambas citadas torres, a fines del XIV se construyó el Ayuntamiento adosado a la muralla y allí es donde Isabel la Católica presidió sesión, al lado de donde la piedra estaba. Es tentador pensar que la piedra pudo haberse puesto, emblemáticamente, en la obra de las Casas Consistoriales traída de quizás no se sabía dónde (¿o tal vez sí se sabía?) No creo que haya documentación sobre este asunto concreto, pero la Católica era muy dada a esos detalles y quién sabe si a ello llegó la afición por el latín que le inculcó doña Beatriz. A lo que sí llega la curiosidad es a que hoy la piedra ocupa lugar preeminente en las actuales Casas Consistoriales, que, aunque inmediatas, no son exactamente las del siglo XV.

AGRADECIMIENTO

Quiero dejar patente mi agradecimiento al personal del Ayuntamiento por las facilidades para fotografiar la "piedra con letras".

El mérito o demérito de las imágenes presentadas de la piedra no es mío porque las fotos están realizadas con mi cámara pero manejada por la ... mano de una altísima dignidad municipal, casi equivalente al mismísimo Balbo.

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