lunes, 13 de abril de 2009

Con Francis Wolff

He asistido esta tarde,a las ocho, a la presentación del libro "Filosofía de las corridas de toros" del filósofo francés Francis Wolff. Se trata de un profesor de Filosofía de la Sorbona y grandísimo aficionado a los toros. Fue uno de los líderes estudiantiles del Mayo del 68 y ahora recorre kilómetros y kilómetros para asistir a cerca de cuarenta corridas cada temporada.

El acto, organizado por la Cátedra Ignacio Sánchez Mejías de la Universidad de Sevilla, ha tenido lugar en el Salón de Carteles de la plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla. Coordinado por Juan Carlos Gil, director de la Cátedra, la presentación ha corrido a cargo de Araceli Guillaume-Alonso, profesora de español de la Universidad de la Sorbona. Ha trazado un resumen de la obra, entreverado con el recuerdo de comunes andanzas y tertulias sobre temas taurinos. Para ella, la obra presentada hace que nos sintamos orgullosos de nuestra afición a los toros. No habla de cosas insospechadas sino de aquello en que puede pensar cualquier aficionado; el mérito es habelo puesto por escrito y el lector se pregunta ¿cómo no se me había ocurrido a mí haber expresado eso mismo antes?

 El escritor François Zumbielh, miembro de la Unión Latina de Francia, también ha glosado la afición del filósofo y ha ponderado el esfuerzo del autor por descubrir en la tauromaquia una ética que es previa a una estética; para que se produzca la belleza primero se debe respetar al toro. Cree que el libro ha salido redondo como una plaza de toros.



Wolff, por su parte, ha presentado el ensayo como un elemento que no desentona, sino al contrario, en su producción filosófica. Sus libros previos son de temática filosófica clásica: "Sócrates" (1994), "Aristóteles y la política" (1997), "El ser, el hombre, el discípulo" (2000), "Decir el mundo" (2004) y por último, en 2007, "Filosofía de las corridas de toros".

La fiesta no necesita ser filosofada pero él sí necesitaba filosofar sobre la fiesta. Llega a justificarse en que la tauromaquia es la única actividad donde hoy se puede encontar el paralelo más aproximado a lo que fue el canon del concepto de belleza y armonia de los griegos. Para él, la tauromaquia es fácil de describir pero difícil de definir, es algo propio, no sometible a otras categorías, como el arte, el deporte, el rito, la fiesta, la tragedia, el espectáculo, la religión, el juego, la guerra..., aunque toma alguna cosa de cada una de ellas para formar una unidad específica.

Sin miedo, ha sostenido que el toro debe morir en la plaza; eso es uno de los fundamentos de la grandeza de la tauromaquia.

Ha cerrado el acto con un mensaje de ánimo a los taurinos.



En esta foto se ve un aspecto del bonito salón de actos, con la gente muy atenta a los discursos. No es mía; yo no me podría haber fotografiado a mí mismo. La he tomado de opiniónytoros.com

Entre los asistentes estaban los ganaderos Eduardo Miura y Luis Algarra, el doctor Vila, el catedrático Andrés Amorós, el teniente de alcalde de la ciudad francesa de Nimes, el cónsul francés y los periodistas Álvaro Acevedo y José Carlos Arévalo.



Al final me acerqué a saludar al filósofo y le expliqué que hace un par de meses en un programa radiofónico taurino de Jerez he comentado, junto a otros aficionados, su obra. Me pregunta: "¿y cómo hablasteis de ella, bien o mal?"







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