martes, 23 de marzo de 2010

Muerte por convertirse

En Egipto la religión oficial es el Islamismo. Mohammed Hijazi creció bajo esta religión, odiando al cristianismo; sin embargo, tuvo unos vecinos cristianos que demostraban la compasión, la amabilidad, y esto llamó su atención. Poco a poco fue descubriendo que el Dios que él quería no era el dios del Islam, por lo que se interesó en conocer más acerca de Jesucristo. Hace tres años comenzó a leer la Biblia y a descubrir a Dios; de esta manera tomó la decisión de aceptar a Cristo y trató de hacerlo público.

En Egipto el Documento de Identidad contiene el dato de la religión que profesa el portador; así que, tras haberse convertido al cristianismo, quiso modificar su documento y buscó a un abogado para que le ayudara. Luego de conversar con él, “misteriosamente” los medios de comunicación se enteraron causando gran controversia, tanto que fue tildado por sus amigos y por los religiosos islámicos como un pertubado mental en los medios de comunicación y entrevistas televisivas.

Debido a tanta publicidad, el caso fue a los tribunales y el juez declaró la imposibilidad de cambiar su religión al cristianismo. Si apelaba a la corte sería condenado entre 3 a 10 años de cárcel más una multa, por lo que Mohammed y su esposa, Cristina, comenzaran a huir. Estando ella embarazada fue desterrada de su familia por casarse sin autorización con un no-musulman. Ahora ha dado a luz a su hija Mirra, completamente sola y abandonada de su familia y amigos, quienes quisieron matarla con anterioridad.


El padre de Mohammed, en una entrevista a un diario local, declaró que hablaría con su hijo para tratar de convencerlo de regresar al Islam; si no lo hacía, lo mataría con sus propias manos. Pronto Mohammed respondió públicamente, al igual que lo hizo Cristina, y, dirigiéndose a sus padres, les hablaron acerca del amor de Dios, de la muerte y perdón de Jesucristo y por eso los perdonaban.

El edicto musulmán o fatwa, editado y vigente desde 1987, condena a Mohammed y a Cristina a pena de muerte por convertirse al cristianismo, dejando huérfana a Mirra, quien a la edad de 10 años deberá haber decidido por el cristianismo o el islamismo. Si elige el cristianismo, morirá a su corta edad.









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